Comodidad. No existe un término más apropiado para entender el crecimiento que ha tenido el delivery dentro del mundo gastronómico.
Fácil, rápido y cómodo. Pedir comida de todo tipo a domicilio se ha podido hacer siempre, sin embargo en la última década este movimiento se ha viralizado gracias a las apps de comida y se ha vuelto más común que nunca.
El hecho de poder elegir qué tipo de comida te apetece, la rapidez con la que llega y la facilidad de pedirla con el móvil, son el combo perfecto para que la sociedad sea cada vez más demandante de la comida a domicilio en vez de visitar un restaurante o hacerla uno mismo.
Hoy en día, con un par de toques en la pantalla, puedes saber donde se encuentra el repartidor en tiempo real y en nada estará en tu puerta.
Esto ha sido provocado por las grandes empresas (Glovo o Uber) que han copado el sector del reparto a domicilio. Ahora, muchos negocios pequeños tienen la oportunidad de la distribución de sus productos sin tener que preocuparse en exceso. Aumentan los pedidos de comida a domicilio y con ellos los encargos a sitios que no pertenecen a grandes cadenas de restaurantes.
Este boom llegó de la mano de la Covid-19. En pleno confinamiento las empresas de reparto de comida a domicilio multiplicaron sus pedidos de manera exponencial.
Para algunos restaurantes o empresas asociadas a la restauración este incremento fue un salvoconducto para mantener a flote sus negocios y también fue una oportunidad para las “Dark Kitchen” o también llamadas cocinas fantasma las cuales no poseen un establecimiento físico.
Una vez dejada atrás la época Covid-19, el delivery, lejos de mermar en demanda, ha sido capaz de mantener el ritmo. Llegó para quedarse y continúa evolucionando.
A las empresas más conocidas como Just eat, Glovo o Uber eats, se les han ido sumando otras como diferentes supermercados que, a través de jugosas ofertas, han sabido competir e introducir un gran servicio para ciertos grupos sociales que no pueden realizar la compra de manera convencional.
Hoy en día, es necesario que éste sector haga cambios en diferentes puntos de su modelo de negocio, entre los que se encuentra hacer una regulación normativa tanto laboral como ambiental, un reparto más justo y equilibrado entre las partes empresa-repartidor-cliente y una transformación hacia un modelo de negocio sostenible (regulaciones ambientales a nivel global).
Gastronómicamente, el reto más difícil que tienen éstas empresas es conseguir una calidad superior en los envíos, tanto por el trato que recibe el pedido durante el camino hasta el consumidor, como en el uso de productos de calidad, mejor conservación y mejor cocinado.
Siempre es recomendable acudir al restaurante a comer ya que existe una notoria diferencia tanto en la calidad del producto como en el servicio.
También existe la posibilidad de acudir al restaurante y recoger la comida para consumirla en otro sitio. Al final será la misma experiencia que pedirla a domicilio ya que será igualmente envasada para llevar pero suprimiendo la parte del transporte del repartidor.
No es malo pedir comida a domicilio siempre que se promueva una dieta equilibrada o se haga de vez en cuando pero, si se pide habitualmente, puede generar problemas alimenticios por la gran cantidad de grasas saturadas que suelen contener.
Cocinar en casa siempre será la mejor opción para comer rico y sano pero si vamos a comer a un restaurante tendremos una experiencia mucho mejor que pidiéndola ya que se eliminan muchos procesos en los alimentos y es de mejor calidad.
Michael Pollan nos ofreció el secreto para lograr una vida saludable:
“Come toda la comida basura que quieras, siempre y cuando la cocines tú mismo.“
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